Que les souvenirs m'entraînent et j'aurai des yeux ronds comme le monde.
Paul Éluard, «Dans le cylindre des tribulations».
28.12.05
26.12.05
Conejitos
21.12.05
Ese suspiro
Poco antes del mediodía hablé por teléfono con mi musa inspiradora. "Ponete las pilas", le dije básicamente. Ella replicó que le gustaba más lo que estaba escribiendo ahora, yo creo que para cubrirse y, de paso, comparar los frutos de su gestión con los de musas anteriores. "Todo bien", contesté casi en un gruñido, "a mí también me gusta más, pero, ¿no creés que le falta algo?". Recibí un suspiro por toda respuesta.
II.
Ese suspiro era toda la tristeza del mundo y un poquito de decepción también, un suspirito azul que, apenas salido del tubo, ya se aferraba a mi oreja e intentaba acurrucarse en su interior acaracolado.
Ese suspiro contenía nuestras peleas tontas y mis ganas de volver a casa.
Ese suspiro olía a Torta Juan, a café, a chocolate; tenía el perfume de su cuello después de un baño y antes de acostarnos.
Ese suspiro era mío también. Era sólo una de las cosas que compartimos mi musa inspiradora y yo.
20.12.05
El mal humor de Gainsbourg
De tarde
19.12.05
Un secreto ajeno
16.12.05
Verdades musicales
15.12.05
12.12.05
Epílogo
6.12.05
Página 57. Madrugada del 23/7/2002, 2 AM, tren a casa
5.12.05
Página 53. Medusa inversa en La Cigale
2.12.05
1.12.05
Página 44. 23/12/01
30.11.05
Página 43. INDIVIDUALISTA DE MIERDA
29.11.05
Página 37. Ojos de ciudad
28.11.05
Página 17. Pensé que eras todo a mi alrededor, pero me equivocaba: sólo estás entre mis cosas y dentro de mí. Lo demás es frío y lluvia hoy
Otra vez estoy escribiéndote desde el hospital, pero hoy lo hago en el anotador que me regalaste, ése en el que enhebraras bellamente unas cuantas frases inconexas la noche de Fumero en Notorious y el violín de Marty, el mismo en el que hicieras un dibujo rosado de trazos infantiles, nubes enojadas y un conejo, aquel que aún guarda en la contratapa de cartón el teléfono de Jarvis con su nombre real escrito con tu letra de mujer.
Ese block uso hoy, ese que tanto quiero por hablarme de vos. Lo apoyo sobre el Pisco Yacu, el libro de mi pequeña ... en su camita de hospital. Sí, mi ..., se me antoja mía aunque faltaran muchos años aún para nuestro encuentro. Pero nos conocíamos. Estoy seguro de haberte soñado y atesoro el recuerdo borroso de un beso infantil recibido de tu boca al despertar alguna mañana.
[…]
Sé cómo sos. Sos así. Sos mía.
Como Pisco, supiste atraparme en las volutas turbias que escaparon de tu flauta aquella tarde en que te descubrí por primera y quizás única vez. Sin darte cuenta lo hiciste y ahora soy tu esclavo y tu amo y yo mismo. Lo aprendí mirándote.
24.11.05
22.11.05
Página 11. Fatalidad
Peces muertos
Demasiada información
a veces lastima
Osciloscopio del alma
Señal de ruido en una cinta de grabar
sonrisas
Lágrimas que nunca caerán
Así dijo ella
Fatalidad
Permanente vivir por nada
19.11.05
Página 9. Dibujos de guerra
¿Qué será del hombre misterioso que naufraga en su propia sombra? ¿Se salva? ¿Se pierde? ¿Vuelve su cuerpo metal?
Es el asesino de mañana. Él sabe que yo lo sé, yo sé que adivina y así nos miramos, como dos fieras acorraladas. Me acecha, lo acecho y los soles de cada una de las galaxias existentes empiezan a pender sobre nosotros sostenidos apenas por delgadísimos hilos de nylon. Y el calor no perdona; ambos sabemos eso. No nos preocupa. Nos sabemos débiles, vulnerables y eso es lo que nos mantiene vivos.
Pintamos nuestras pieles con la sangre del venado recién muerto, las ecuaciones de vida disfrazadas en rojos dibujos de guerra.
Somos condescendientes con nuestros enemigos e implacables con nuestros contados aliados.
Tanto él como yo somos sobrevivientes y sabemos arrastrarnos por comida.
Nuestro olfato hiperdesarrollado reconoce el hedor acre de la muerte aunque más no se trate de una brizna de pasto cortada dibujando caprichos en el viento huracanado. Porque ella está en todos lados y es el dulce perfume de nuestra compañera. Sabemos eso también.
Mataremos o moriremos, lo que suceda antes. O todo al mismo tiempo.
Páginas encontradas: prólogo o advertencia
Hace algunos domingos estuve en la casa de mis padres, la casa de Ituzaingó donde pasé casi toda mi vida, comiendo un asado en el jardín y -esto es un secreto- añorando el sol del oeste. Tras el café, cuando todos fueron a dormir la siesta, yo me puse a lavar los platos y recordé (estas cosas me pasan cada vez que lavo platos) unas partituras para piano que, creía, descansaban en cierta caja de cosas de mi pasado. Busqué entonces la caja y me traje, además de las partituras, un puñado de canciones que había olvidado con sus acordes y una maravillosa libretita que supo viajar en mis bolsillos entre 2000 y, tal vez, 2002. En sus hojas anoté, con una letra horrible, toda clase de cosas.
Ya he manifestado en este lugar y ante todos ustedes que no quería publicar escritos viejos, pero me traicionaré transcribiendo lo que más me guste de ese block Arte A6 de 60 hojas rayadas. Están advertidos.
15.11.05
Ido
Caminé de nuevo por esa calle que, de tan transitada, perdió el nombre. Avanzaba despacio, concentrado en la lectura de un libro de Bioy Casares, por lo que alguna gente me esquivaba y otra se topaba conmigo de la peor manera posible: ausente.
El sol de las cinco lo abrasaba todo a la vez que me abrazaba a mí y hacía fosforecer las páginas del libro. Las letras, hormiguitas chamuscadas, se volvían rojas. Yo era de algún color parecido, aunque traslúcido. Era una suerte no estar clavado al papel.
Tenía que decidir la forma del resto de mi vida y eso, en Morón, no es un detalle menor. Igual me tomé el tren. Sucedió entonces el viaje, ese tiempo en el que uno queda a merced de los caprichos ajenos, de los deseos de remotos maquinistas y operarios, de directores y directivos, de transeúntes y pasajeros, de vendedores ambulantes. Esos minutos muertos se parecen tanto a la libertad. Todos decidían y yo aún no había llegado.
Ahora, de regreso a casa, paro a mirarme: estuve ahí y eso fue lo de menos. Me quedará todo lo demás cuando lo encuentre. Cuando me encuentre.
Ahora estoy entero y el viento me empuja.
Ahora.
14.11.05
Invocación
Vine a buscarte.
no te odio
11.11.05
La casa de la Buena Muerte
9.11.05
Estuve ahí
2.11.05
What are you looking at, Constanza?
Trepo más allá de la mirada insidiosa. No por ella en sí, sino porque intuyo su capacidad de arrastrar palabras pretendidamente amistosas. Palabras que no deseo.
Él está perdido. Típico terror al silencio. La gente es así.
Oyendo sólo el sonido de mi respiración escribo. Me siento bien entre los renglones y vienen a mi mente imágenes de Tim Burton.
Tengo calzados mis viejos zapatos de cuando comencé la secundaria. Están desgastados, sucios y los años se han llevado su forma original. Por eso me gustan: me conocen y los conozco. Son como abuelos sabios.
A él nadie lo conoce. Desesperado por mi mutismo, abandonado en un mundo que nunca fue el suyo, se paró en el pasillo. Las personas pasan, la vida fluye y lo saluda con un suspiro verde que no le está destinado. Él no lo sabe y responde con holas y adioses.
Nunca va a saber que no me importa en lo más mínimo. Nunca podrá percibirlo.
Y esa barba tan fea, por dios! Me irrita la gente que no se resigna a ser lampiña. Me irritás, Diego Pérez.
Y ahora me doy cuenta que sí me importabas. En quién descargaría, si no, mi lluvia de pedruscos de desdén?
Cuidado, Diego Pérez. No te confundas. No es a vos a quien necesito; sólo tu reflejo en mis pupilas cansadas, en los agujeros tormentosos de mi rostro. Tu reflejo. O el de cualquier otro.
Qué mirás, Constanza? La realidad está más allá.
1.11.05
Quisiera ser como Nicole
En la tapa de la revista Luz, ese adefesio que acompaña al (no menos adefesio) semanario Perfil, la vi hoy a Nicole Neumann. Ella decía, en grandes letras de colores:
"Me critican porque soy rubia, inteligente y buena".
Y no mencionaba para nada su belleza. Humilde, Nicole. Por sobre todas las cosas.
31.10.05
27.10.05
26.10.05
Omnisciencia de entrecasa
25.10.05
No sabemos
18.10.05
Un recuerdo falso
Siento que la Vía Láctea corre dentro de mí. Las venas entran en tensión y puedo percibir cómo se hinchan con el paso de las estrellas, cometas y agujeros negros. Constelaciones enteras entre mis pobres huesos.
Una noche separo los párpados. Abro los ojos e ilumino la habitación con luz de luna. Andrea se despierta y me dice que me brillan los ojos y yo sé que, por una vez, es rigurosamente cierto.
Cuando despierto, a la mañana siguiente, lo recuerdo como un sueño.
13.10.05
Hermanos
Diapositiva fabril
Los siguientes fragmentos fueron escritos en una máquina de escribir eléctrica Samsung SQ-3000 durante los últimos días de enero de 2003. Sirvieron entonces para conjurar el hastío. Hoy son inútiles.
qwertyuiopasdfghjklñzxcvbnm
qw
esto es una prueba.
satisfactoria.
Y ESTO?
más cerca todo
jskkkk
jnuauauajsjsjshshsh con el diskette
y factura plus, sí (fundAMENTAL)
1234567890-
CHW
CHEMISA…
BUEN DÍA
SÍ?
puede llamar al 6194… (West con doble ve-e-ese-te)
y esa que está ahí no sirve?
pero no te lo soporta!
quedate con la lectora de CD ésta, total…
la máquina de escribir también puede ser un medio
Son las 12:26 PM en mi reloj Jet Set. Tiene poco glamour, es cierto, pero a los lados le sobra Express-M2141-Set-Mode-LCD-Digital. Y UN BOTÓN QUE NO SIRVE PARA NADA Y SÓLO ESTÁ DE ADORNO.
cmo
CÓMO SE CORRIGE?
- Abel, cómo se corrige?
VEAMOS, QUÉ OCURRIRÍA SI DE REPENTE TUVIERA QUE BORRAR ALGUNA LETRA MAL TIPEADA? cómo ES LA CUESTIÓN DE LOS MÁRGENES? DE QUÉ MANERA SE PUEDE ARREGLAR? AH, LO DE LOS TOPES O MÁRGENES YA LO SOLUCIONÉ: hay que apretar CODE+1 y ahí se arregla todo. Me falta ver el tema de las correcciones, pero Abel está hablando por teléfono ahora mismo y no puede indicarme…
esta tecla debe ser… error
A ver: éste es un tipeo de rutina. Quiero chequear que todo funcione bien (incluso mis dedos, ya que estoy), así que presionaré cada tecla despacito y con tiempo de leer y entender lo que sucede o no. (Con tal que no se pinche.) Es una ayuda imponderable la que te da. Esperemos que no haya problemas.
¡Y de lo otro ni hablar, OK?
Me equivoqué: abrí signo de ADMIRACIÓN y cerré INTERROGACIÓN…
Como le pasaba a William S. Burroughs. (Y, supongo, a Kerouac, que escribía frenéticamente.)
Qué papel carbónico usarían? ¡El mío es Carbotype! Su superficie negra y brillante me trae remembranzas de noches y puertos. Los circulitos dibujados… nada. Alguna tapa de LONG-PLAY de jazz, tal vez; probablemente me refiera a uno de ésos para bailar, casi easy-listening, que traían grabaciones de Enoch Light; “sensación estereofónica” y toda esa mano.
Sí, seguro. ESO DEBE SER.
Pero todo está OK.
juan (m)
juan (h)
juan (1, predeterminado)
juan (12)
juan (15)
juan (10, predeterminado)
juan (ME)
juan (AUTO)
JUAN (IL)
Juan Amitrano, DNI 27.923.544, telefono 4623-0262, Direcc
juan amitrano esta escribiendo en este momento con la maquina de escribir electrica y ella, automaticamente, manda lo que el pone en la pantallita pequeña (tambien llamada visor de LCD, que son las siglas de Liquid Cristal Display). Abel habla de facturar a maquina y yo estoy en problemas, porque si el quiere usar esta Samsung SQ-3000 yo debere NO HACER NADA, quedando desde ya desacreditado frente a todo el personal. La gerencia, por otro lado, no estaria demasiado feliz con tenerme sentadito en el escritorio comiendo Operas y tomando agua fria.
Haedo, 27.01.03
5:09 PM
DIAPOSITIVA FABRIL
Fax de Rapi-Estant llegando hacia las 6.
El segundo doblándose sobre sí mismo
y Walter que se deja llevar con las botas sucias.
El piso es de cemento y no se mancha
con las huellas de metanol
o de thinner
o de tolueno
o de cloruro metileno
o de acetona
ni con el “buenas” del hombre que trae el pedido
y una gorra roja con visera.
“125 con 12” dice Abel a través de sus anteojos
y tiene el cuello de la chomba mal doblado
sobre la nuca y habla solo
y dice “remito, factura,
zac, zac, zac”
al tiempo que junta papeles
y hace por dentro
cualquier otra cosa
mejor.
12.10.05
6.10.05
Contraste
Durmiendo en Siberia, la cama como un páramo helado y ella en la otra orilla, en alguna orilla, y yo a punto de saltar.
Despertando acá, ese abrazo vale por todos los que no nos dimos.
Esa tristeza
E inmediatamente me sentí triste, con esas ganas de llorar que conozco tan bien, como llora quien no tiene más lágrimas, secas las mejillas, abiertos los ojos en esa mueca terrible y definitiva.
Ahora lo sé: he desperdiciado mi vida. Pequeñas voces que no son mías (sólo a causa de mi cobardía) me gritan que todo fue en vano, que cada cosa que dije o hice se borró luego de flotar un rato, apenas unos minutos. No quedó nada. Ni siquiera la tristeza de mis dieciocho años, esa tristeza que me obligaba a correr a mi encuentro, esa que, al final, me sorprendía con alguna canción en jirones, manchas formando un dibujo, versos tontos. Esa tristeza no volverá.
Tengo 25 años y la tristeza definitiva de quien ha perdido.
3.10.05
Te miro hablar de escribir
26.9.05
Circa 1982
15.9.05
4.9.05
2.9.05
El día que murió conmigo
29.8.05
Cecilia
26.8.05
Instarme, estimularme, incitarme
16.8.05
Primera edición
10.8.05
Perdón si la molesto, señora...
8.8.05
Otra prueba
1.8.05
Mariposas en el estómago
27.7.05
Terciopelo subterráneo
"Esto no es más que un pequeño estreno, una novedad de subte. Como deba ser será, pasará desapercibido y, tal vez, acabe muriendo en la próxima estación, una que lleva el pedante nombre de FACULTAD DE MEDICINA. No sería lo ideal pero sí, tal vez, lo justo. Aunque la justicia resulte impracticable, flexible y húmeda en estos túneles oscuros, en estas tierras olvidadas por el mundo, en estos caminos que se cruzan sin guardar recuerdo alguno de la suela de dios."
26.5.05
La clave del éxito
Quizás este recóndito blog se convierta en la estrella de la net, en el día más soleado, en un estribillo en mitad de la mejor canción. En ese momento cumpliré los deseos más banales y todos mis sueños caerán al suelo, muertos. Ese día lloraré a Sergio, An, José y Ceci. Ese día no me perteneceré.
3.5.05
Buenas noches
Resultó buena la noche de ayer. Fue bondadosa con nosotros.
26.4.05
La tarde
Todo eso se desploma sobre mí, se desparrama y me cierra los ojos, me abre la boca, me seca la lengua, me parte los dientes en minúsculos pedacitos óseos, brillantes, que trago sin darme cuenta y se meten en mi cuerpo, atraviesan el esófago, el estómago y se dirigen hacia el intestino, de donde tarde o temprano serán expulsados para terminar su recorrido en una letrina sucia de la estación de ferrocarril.
Entonces esta tarde sin agallas no habrá dejado nada en mí.
25.4.05
El secadero
"Abrazándonos, abrasándonos: nada es lo que parecía. Nos hemos fundido finalmente, lo logramos, y no siento el calor. O no sé: tal vez no me importe y, aún así, mi cuerpo lo perciba sin avisarme. Si de eso se tratara, qué más da: te tengo enfrente, adentro, arriba, en mí. No hago distinciones: sos la asesina que me da vida y me la roba luego, sólo para darme algo mejor.