29.11.04

El hombre con peces en el pelo

El hombre con peces en el pelo estaba preocupado: perdía al peinarse sus peces y su pelo. Cada mañana se despedían de él, desde el peine, manojos informes de peces y pelo.
Lo que más temía el hombre con peces en el pelo era el día -o la noche- en que finalmente quedase calvo.
Él sabía que ese momento era inevitable y que, entonces, tal vez lo llamaran "el hombre sin peces ni pelo", aunque el epíteto más probable era un vulgar "pelado". O eso, o el olvido. Pero ya nunca, nunca más, el hombre con peces en el pelo sería el hombre con peces en el pelo.

22.11.04

Frantisek

Niño Frantisek buscaba una señal en el cielo como la estrella de los Reyes Magos, alguna cosa así, medio Dickens. No había nada de eso: apenas un cartón de Cindor Shake, de esos espantosos de frutilla, o de banana, a quién se le ocurre. Una aberración.

Niño Frantisek lloraba entonces. Lejos de papá, además, porque le había prohibido llorar. Eran muy pobres y no podían darse el lujo de.

20.11.04

Elogio de la música mala

Era un riff malo, definitivamente malo. Como el de "Cocaine", pero peor. Como tocado por Jaf.
No se me ocurrió otra cosa. Eso, y vomitar.

7.11.04

Ivonne y Roberto

"Le escribo desde la cama. He pensado en usted, querida amiga, ha pasado un día semejante al mío, acompañada y aislada, la mirada echada para adentro. Este tan poco es un mucho que ha ocupado el espacio de todo un día. No deseo nada, ni escribir siquiera. Estoy bien.
"He ido al diario pensando en usted. He escrito un artículo pensando en usted. He tocado el piano pensando en usted. He charlado con otros pensando en usted. He oído música pensando en usted. He visto oscurecerse el día pensando en usted. He ido al mercado con usted. La he hecho dormir acariciando su cabello. La he oído hablar. Le he dado palmaditas en la espalda. Le he traído una caja de libros... He ido en tren con usted. He estado en una cocina, ayudándola a usted. Nos hemos mirado y nos hemos dicho: 'Oh, aquellos eran tiempos horribles. No sabemos cómo hemos podido soportarlos'.
"¿Se da cuenta de que he vivido hoy con usted? Pensé en otras cosas además. Las he olvidado. Pensé en su sinceridad. Desarrollé un diálogo magistral y vago sobre la sinceridad. Se me olvidó. Hablé en inglés con usted. Hablé en francés con usted; usted me enseñaba. Usted me apoyaba la cabeza sobre su pecho y me leía unas cartas. Toqué el piano en su casa. Me vi envejecer en su compañía. Escribí en la misma cama en que usted dormía. La miré sonriendo mientras dormía. ¿Se da cuenta cómo he vivido con usted hoy?"


Cuando Arlt estaba escribiendo África conoce en una sesión de "teatro polémico" del Teatro del Pueblo a una mujer que lo hechiza. Se llama Ivonne y está casada. A partir de allí se ven, se escriben y, a la muerte de Roberto, en abril de 1942, ella se allega a Leónidas Barletta y le entrega algunas cartas. Esto es algo de lo que escribió ese Arlt tan cercano a la felicidad y, sin sospecharlo, a la muerte. Esto es algo que yo nunca escribiré. Una vez más, Roberto me ganó de mano.

3.11.04

El pequeño desliz que desató todo lo demás

"Puede pasar. Me puede pasar a mí, a vos, a cualquiera. Son cosas que realmente uno no se espera, asuntos que te descalabran todos los asuntos. Inesperaciones, que le dicen". Así habló el ministro aquel domingo, en su casa, rodeado de feligreses. La repentina transformación de la dulce Miss Wright en un felpudo conmovía a la comunidad. A todos, menos al ministro. Él era el único que parecía tomarlo con calma.
Sin embargo no estaba tranquilo. Ni siquiera él. Su pequeño desliz lo sugería: ¿de qué otra manera diría "inesperaciones"?
Lo más curioso es que nadie parecía notarlo. Es cierto que poca gente en Marylebone manejaba correctamente todas las reglas gramaticales pero, de cualquier manera, alguien debería haberse dado cuenta: esa palabreja endemoniada sonaba directamente mal al oído, lastimaba, como una espina en el ojo.

2.11.04

Una melodía inconclusa

Entro, y no tengo nada más que hacer aquí.
Busco en los cajones las postales que perdí.
Quiero que seas más que una quimera, si no es mucho pedir.
Quiero que seas vos la primera que logre hacerme reír.