24.11.10

Tus ojos

«Vendrá la aurora boreal, ¿y yo? Vendrá. Al amanecer. Los veré por última vez. ¿De qué color serán? Azules. Azules, con un puntito púrpura que titila en el patio con la luz que pasa entre las hojas de las palmeras. A lo mejor son grises. Grises y desolados. Estrías, rayas finitas. Yo tenía una bolita que era así. El hoyo y quema. En la calle Guardia Vieja. El tirito, el puntín, la mano alisando la tierra junto al árbol. El tirito cachuso, cuanto más cachuso mejor. A lo mejor son rojos, como los ojos colorados de los albinos, amarillos, acuosos. No. Azules. Y vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Tus ojos. Tus ojos. Y vendrá la aurora boreal y yo sin cigarrillos. [...] La bolita perdida en el árbol del convento donde van las parejas a la noche, lúbricas y obscenas, eróticas, lascivas, rijosas, pisoteando las flores lilas del jacarandá vernáculo. Vermiculitas. Vermes devorándome. Ya no estaré nunca y el amanecer tendrá tus ojos.»

Isidoro Blaisten, «Y vendrá la muerte y tendrá tus ojos», en Cerrado por melancolía, Buenos Aires, 1982.

17.11.10

Silencio

Las palabras pasan. Queda el silencio.