La casa de la Buena Muerte

Me encuentro en
la casa de la mala vida
y la Buena Muerte,
donde mujeres sin rostro
de guardapolvos celestes
son engullidas por ascensores
que llevan a ninguna parte.

La piel escamosa
de las paredes
se hincha y se deshincha
rítmicamente
y los poliedros encastrados entre sí
producen un sonido
mínimo
pero insistente
al rozarse.

Otra mujer acaba de perderse
en las fauces
de la caja que acabará con ella.

Así son las cosas aquí,
en la casa de la Buena Muerte.

Comentarios

Anónimo dijo…
todavía no me decido en sobre cómo comentar este post (no me malinterprete, está muy bien -para variar- y tiene ese aire latinoamericanos taaaaaanto le gusta a usted, pero... nada, eso, sencillamente no me decido).
Anónimo dijo…
¡Qué bueno lo que dice del aire, Gerundia! Creo que usted debería leer a Louis DeBernieres, que tiene un aire latinoamericano pero es inglesito, lo que sin duda logrará su inmediata simpatía.
Por lo demás, no hace falta que se decida: estas cosas viejas tampoco me convencen a mí. Por suerte puedo acudir a ellas cuando las musas están de vacaciones.
Anónimo dijo…
eso es lo malo del verano. las musas se van de vacaciones para los nortes. parece que gustan de lugares frescos
Subjuntivo dijo…
No, no es que se vayan al Norte.
Es que hace calor, y les da fiaca salir, y es ahí cuando uno espera que le llegue la musa, y la (grande de) musa no lo llega, porque se quedó apantallándose.

S.

PD: se nota que es viejo. Pero cerí que ahora sólo subían cosas nuevas. Pero no, este es viejo, se nota.
Anónimo dijo…
¿Cómo notás que es viejo, Imperfecto? ¿Es peor que lo demás? ¿Más dubitativo? ¿No se parece a mí?
¿Qué onda, pibe?

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