La taza, vacía, con un rastro marrón; el vasito, el plato, también vacíos. Migas sobre la mesa, un sobrecito de azúcar intacto, una cucharita. Un libro abierto, Dashiell Hammett en la colección «Club del misterio», de Bruguera. En el aire, cool jazz. Apenas una conversación inaudible, dos señoras cuatro mesas más allá, y nada más. Estoy solo en este mundo, que puede ser mío, y lo será al menos otra media hora. Es un mundo que desaparecerá cuando me vaya, es un mundo destinado a morir. Pero es mi mundo, y una parte de mí desaparecerá con él.
Comentarios
(y, ay, cómo te entiendo)
pero no puedo recordar cuál...
S.
PD: me acabo de acordar!! Carca.
Dios y el firmamento,
saben que no miento,
vos sabés que es cierto,
yo vendería el alma al diablo
por un poco más.
(o algo así...)
Imperfecto: tenés razón. Eso explica que la idea haya aparecido con tal fuerza en mi cabeza y haya sonado tan bien. Ahora entiendo: tanto tiempo escuchando "A un millón de años blues" (y cantando "Mesías del encantamiento", que de esa canción se trata) TENÍA que dejar secuelas.
Apollonia: ¡ésa es la actitud!
(Les ruego perdonen la redacción torpe: aún estoy durmiendo.)