Las letras vienen y van, vuelan por sobre mi cabeza y yo, desesperado, manoteo, tratando de alcanzarlas. Debido a la ausencia de uñas en mis dedos, ni siquiera consigo rasguñarlas.
Las muy desgraciadas se ríen, me hacen pito catalán y se agrupan formando rimas chuscas. Claro está que, como no tengo ojos ni oídos, no veo sus gestos ni percibo sus risotadas.
Se posan entonces sobre mí. En la remera, amontonándose, escriben "I'M WITH STUPID". Una flecha que pasaba en ese entonces se suma al conjunto, completando un cuadro francamente imbécil desde que estoy solo, aislado y nadie puede verme.
Algunas letras se enriedan en mi pelo. Estas cosas suceden muy rara vez y me instan, estimulan, incitan, así que mi mono se entretiene un rato largo desletreándome la cabeza aunque no lo deje comerse ni una coma. Sonrío, lleno de placer.
Moribundas en la palma de mi mano las acaricio con suavidad, rozándolas apenas con la yema de un dedo. Son pocas y leves, pero me alcanzan para escribir esto.