Piensa en los sufrimientos podados bajo falibles velos
En los pequeños aficionados a ríos tortuosos
A donde paseo para suicidas
Iremos sin placer
Iremos a remar
En la garganta de las aguas.
Tendremos un barco.
Paul Éluard, «Limite», en Capitale de la doleur, París, Gallimard, 1926.