Esa tristeza

E inmediatamente me sentí triste, con esas ganas de llorar que conozco tan bien, como llora quien no tiene más lágrimas, secas las mejillas, abiertos los ojos en esa mueca terrible y definitiva.

Ahora lo sé: he desperdiciado mi vida. Pequeñas voces que no son mías (sólo a causa de mi cobardía) me gritan que todo fue en vano, que cada cosa que dije o hice se borró luego de flotar un rato, apenas unos minutos. No quedó nada. Ni siquiera la tristeza de mis dieciocho años, esa tristeza que me obligaba a correr a mi encuentro, esa que, al final, me sorprendía con alguna canción en jirones, manchas formando un dibujo, versos tontos. Esa tristeza no volverá.

Tengo 25 años y la tristeza definitiva de quien ha perdido.

Comentarios

Anónimo dijo…
seguro..?
Anónimo dijo…
¿Me lo preguntás a mí o al tipo que habla de los eMinimalls de Chitika?
Anónimo dijo…
A ambos, por supuesto!
Subjuntivo dijo…
Seguro.
Los dos.

Absolutamente.

S.
Apollonia dijo…
Bienvenido al club, Juan.

Entradas más populares de este blog

Esas guitarras de mierda de los Flaming Lips

Desengaño

Semblanza del odio entre Aristide y Jean-Jacques