La tarde

La tarde como una cosa lenta o, mejor dicho, macilenta (cantar del desangelado); la tarde como un monstruoso pez abisal, ciego y con la boca llena de putrefacción; la tarde como etapa terminal de la enfermedad del día, llagada de sol, costrosa, purulenta.

Todo eso se desploma sobre mí, se desparrama y me cierra los ojos, me abre la boca, me seca la lengua, me parte los dientes en minúsculos pedacitos óseos, brillantes, que trago sin darme cuenta y se meten en mi cuerpo, atraviesan el esófago, el estómago y se dirigen hacia el intestino, de donde tarde o temprano serán expulsados para terminar su recorrido en una letrina sucia de la estación de ferrocarril.

Entonces esta tarde sin agallas no habrá dejado nada en mí.

Comentarios

ava dijo…
Hey muy bueno! Actualizá loco!!!!!

Besos!

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