La casa de la Buena Muerte
Me encuentro en
la casa de la mala vida
y la Buena Muerte,
donde mujeres sin rostro
de guardapolvos celestes
son engullidas por ascensores
que llevan a ninguna parte.
La piel escamosa
de las paredes
se hincha y se deshincha
rítmicamente
y los poliedros encastrados entre sí
producen un sonido
mínimo
pero insistente
al rozarse.
Otra mujer acaba de perderse
en las fauces
de la caja que acabará con ella.
Así son las cosas aquí,
en la casa de la Buena Muerte.
Comentarios
Por lo demás, no hace falta que se decida: estas cosas viejas tampoco me convencen a mí. Por suerte puedo acudir a ellas cuando las musas están de vacaciones.
Es que hace calor, y les da fiaca salir, y es ahí cuando uno espera que le llegue la musa, y la (grande de) musa no lo llega, porque se quedó apantallándose.
S.
PD: se nota que es viejo. Pero cerí que ahora sólo subían cosas nuevas. Pero no, este es viejo, se nota.
¿Qué onda, pibe?