Mi máquina de escribir dice
Una estatua tonta, fría y fatua, de hinduismo y Mahabharata; un marajá sin clientes, viejo, sucio y maloliente, de barba como resaca, como excremento de rata; una dama muy altiva; un retrato de una tía que no sé cómo se llama; una llama justiciera devorándolo todo, tragándolo todo, engullendo desesperada, con temor de ya no ser, de perder su poder, de que sea otra la mujer, el mercader, el bereber, el viajante del neceser, el perro.
Comentarios
Impresionaba.