Sobre lo que mi máquina de escribir dice
Siempre, tras publicar un texto, lo releo por enésima vez. Suele suceder que, en el contexto del Jardín, las palabras se me hacen diferentes y tienen otro cuerpo, otro espesor; cambian la cara y la voz.
Esta entrada no se justifica demasiado, creo, pero no puedo evitar la tentación de decir algo sobre el post anterior. Las ganas me arrastran y yo –qué más da– me dejo llevar. Grito, entonces: ¡alabada seas, perro! ¡Me encanta cómo mandás al carajo el ritmo colándote ahí, al borde del punto final!
Esta entrada no se justifica demasiado, creo, pero no puedo evitar la tentación de decir algo sobre el post anterior. Las ganas me arrastran y yo –qué más da– me dejo llevar. Grito, entonces: ¡alabada seas, perro! ¡Me encanta cómo mandás al carajo el ritmo colándote ahí, al borde del punto final!
Comentarios
Saludos!!!