Sobre las caídas
Los pocos que quedamos sabemos de nuestra fragilidad, del carácter inestable de nuestras extremidades, sean éstas ocho patas de araña o cinco de gato. Siempre caemos. El más mínimo desnivel, cualquier baldosa levantada en la vereda, alcanzan para hacernos tropezar y caer sonoramente de culo o, en el mejor de los casos, trastabillar unos metros para, finalmente, recuperar el equilibrio como un triunfo y seguir caminando.
Comentarios
Y sino puede avise que le tendemos una mano ;)
Abrazo