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Los mundos posibles

La taza, vacía, con un rastro marrón; el vasito, el plato, también vacíos. Migas sobre la mesa, un sobrecito de azúcar intacto, una cucharita. Un libro abierto, Dashiell Hammett en la colección «Club del misterio», de Bruguera. En el aire, cool jazz. Apenas una conversación inaudible, dos señoras cuatro mesas más allá, y nada más. Estoy solo en este mundo, que puede ser mío, y lo será al menos otra media hora. Es un mundo que desaparecerá cuando me vaya, es un mundo destinado a morir. Pero es mi mundo, y una parte de mí desaparecerá con él.

III

El río subió anoche, estuvimos refugiados en el deck de la casa, viendo el jardín inundado de agua amarronada y los árboles emergiendo del río con brazos extendidos, como ahogados pidiendo rescate. Pero, así como vino la crecida, también se fue. Aparecieron los juncos, los agapantus mostraron sus florcitas mojadas, se hicieron ver los nacimientos de los troncos de los árboles, tapizados de musgo. Un árbol es en potencia una biblioteca, continente y contenido: madera para los estantes, hojas para las páginas. A veces mirar árboles fijamente, un día de lluvia, puede ser tan evocativo como leer. Mercedes Halfon, «Los libros más interesantes del mundo», en AA. VV., Bibliotecas (2023).

Martes 22 de noviembre de 1977

Trabajo en el libro de ensayos, la clave es mi hipótesis sobre los modos de apropiación en literatura. Son textos de doble enunciación, escritos por dos manos: la cita y el plagio definen la frontera legal/ilegal. En el medio está la traducción: el traductor vuelve a escribir un libro —de hecho lo copia— que es suyo y de otro (sobre todo de otro), el nombre del traductor —su propiedad— es siempre invisible o casi. Él ha escrito todo el libro, pero no le pertenece. Se trata, en todos los casos, de escribir una lectura. En el lenguaje no hay propiedad privada, el pasaje a la propiedad, es decir, la apropiación, define en un sentido la literatura. Hay que pensar qué sucede con el cambio de idioma: el escritor escribe el mismo libro en otra lengua (Borges hace eso con las citas que traduce y convierte en textos escritos siempre «a la manera de Borges», es decir, se los apropia, de modo que siempre tenemos la sensación de que él ha inventado las citas o le ha atribuido sus frases a un autor...

En esencia

Como en aquellas tardes en la fábrica de productos químicos industriales de Haedo, cuando abría una ventana de Blogspot como esta y sazonaba el trabajo de siempre (llamar a clientes para reclamar pagos, hacer facturas y remitos, llamar a proveedores para que nos entregasen líquidos corrosivos o granulados fatales, preparar cheques que luego iría a depositar en el Credicoop de Morón) con las palabras que me iban saliendo. Igual.