Le peintre, la pomme et Picasso

Yves Montand dejó el jazzecito, doblado en cuatro, arriba del piano, y se puso a recitar a Prévert. Ni música, le mandó.
Yo dejé los apuntes sobre la mesa y, de puro aburrido, me mandé a Blogger.
No es un regreso lo que tengo en mente. De hecho, no tengo nada en mente. Además, el Opera tardó tanto en abrirme esta página que el disco de Montand se terminó y empezó el de Vinicius, Toquinho y María Creuza en La Fusa; ahora mismo cantan todos y no puedo evitar dispersarme. Entonces, perdido por perdido (yo), decido que esto no será más que un acto de exhibicionismo, apenas una manera de abrirme en dos y mostrar a quien quiera ver que no muestro nada. Escribo para nadie.
Y para nada, por suerte.

Comentarios

Anónimo dijo…
Siempre uno escribe para "alguien". Por mas que ese sea uno mismo.
Tal vez, escribías para Vinicius, Toquinho y María Creuza... o escribías por ellos.

A mi la música me hace escribir (y tantas cosas mas)




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