Exorcizar al demonio marxista
Aunque no estoy cursando ninguna materia durante este cuatrimestre (y no sé si volveré a hacerlo alguna vez), supe ser un pésimo estudiante de Letras y de Edición en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Por sus pintorescos pasillos atestados de gente, consignas revolucionarias, caras barbudas de Ches Guevaras y humo de marihuana, otro Juan (o yo mismo) paseó sus sueños de estudiar algo, aprobar parciales y finales y demostrar(se) su capacidad para, finalmente, ser un hombre de letras. Hasta aquí, la introducción necesaria para comprender el párrafo siguiente.
No leo la revista Viva. Me parece apestosa. Sin embargo hoy, en una entrevista a Filmus, dieron visos de realidad a lo que yo creía un mito urbano, uno de los tantos que envuelven a mi facultad:
No leo la revista Viva. Me parece apestosa. Sin embargo hoy, en una entrevista a Filmus, dieron visos de realidad a lo que yo creía un mito urbano, uno de los tantos que envuelven a mi facultad:
"Corría 1974 y Perón volvió a sentar en el Ministerio de Educación a Oscar Ivanissevich, un cirujano de origen croata que rondaba los 80. Furibundo ultraderechista, Ivanissevich envió como interventor en la UBA a Alberto Ottalagano, un nazi que designó decano de Filosofía a Raúl Sánchez Abelenda, un cura ultramontano que se paseaba por los pasillos agitando un incensario para exorcizar al demonio marxista".
Comentarios
Es que el edificio fue alguna vez un convento...
es más, lo que enrarece todo es ese refilón maldito (heil, decían en alemán).