An se fue de viaje y ando solo por la casa, rebotando entre paredes, sin hablar con nadie y evitando mirar por las ventanas. La calle está abajo, pero eso no importa. El sol lastima y la leve corriente de aire no me despeina. Pensaba trabajar mucho, hacer —como otras veces— de esta casa mi gabinete de corrección, mi oficina, mi atestada redacción unipersonal, mi taller de relojería. Pero no. No tengo tanto por hacer, y liquido en 5 minutos cada cosa que me cae. También quería dibujar, cantar, componer, grabar y ver amigos postergados en mi tiempo libre. Y nada. "Quise tantas cosas, quise y no conseguí ninguna, tal vez por quererlas todas o por no intentar con una", como cito más arriba. (El problema es que no me conforma pensar "Por lo menos hice algunos planes". Mis planes nunca llegaron a ser tales.) No estoy mal, para nada, pero me falta fuego interior. Tengo frío en el pecho y los ojos no me sirven. Ando como un pez abisal, arrastrando mi barriga contra la aren...